sábado, 18 de julio de 2009

FOTOGRAFIAS PINTADAS



Se está celebrando en estos días la XXI Edición de PHOTOESPAÑA en Madrid. Ésta comenzó el pasado 3 de Junio y se extenderá hasta el 26 de Julio. 

Desde que fuese creado en 1998 por la empresa de gestión cultural La Fábrica, este festival ha ido creciendo y conformándose en una suerte de foro internacional de fotografía, donde uno puede encontrar multitud de actividades interrelacionadas. Así, la organización, plantea por un lado una parte expositiva, donde colaboran los principales centros de arte y galerías de la ciudad, y por otro, un programa pedagógico compuesto de conferencias en torno al tema, clases maestras con reputados artistas, seminarios y convocatoria abierta de premios para todos los públicos. 

En la Web (www.phedigital.com) se puede encontrar toda la información referente a las distintas actividades que se están desarrollando en la ciudad de Madrid. Además este año la edición cuenta con tres sedes  más: 

- Lisboa (www.museuberardo.com)
- Cuenca (Open PHoto)
- Alcalá de Henares (Campus PHE) 

El tema central elegido este año por los organizadores gira en torno al universo de “lo cotidiano“, y entrando por estas lindes, como no íbamos a encontrarnos como cabeza de cartel, a uno de los grandes investigadores del arte de lo ordinario, entendido éste como la normalidad cotidiana que sucede cada día. Me estoy refiriendo al artista alemán Gerhard Richter, que presenta para esta edición sus fotografías pintadas hasta el 26 de Julio en la Fundación Telefónica de Madrid.

 
 
GERHARD RICHTER: 
Ya de joven el señor Richter se negó a ir en busca de un arte puro en pos de una belleza más inmediata, la cotidiana. Por eso es que lleva ya más de cuarenta años desarrollando una intensa investigación plástica partiendo siempre de lo que más a mano tiene, sea este el paisaje, el entorno familiar que le rodea o el uso de fotos encontradas. 

En esta muestra se han reunido más de 400 fotos que el artista ha ido seleccionando de su álbum familiar desde 1989 hasta hoy. El método que ha seguido para seleccionar las mismas, se basa en el criterio de que estas han perdido su potencial estético y no encajan por tanto en su álbum personal. Ante lo cual, estas imágenes son reinterpretadas mediante la añadidura de una nueva piel, consiguiendo así que adquieran un nuevo potencial.  

Este proceso de suma de pieles, nos lleva directamente a dos de los pilares que sustentan la obra del artista alemán. Por un lado, la contraposición entre el figurativismo y la abstracción, y por otro, y de forma consecuente, la continua dicotomía entre fotografía y pintura. Son por tanto estos nuevos artefactos fruto de la unión de ambos universos plásticos, pues las fotografías son literalmente manchadas con los restos de pintura que Richter acumula en la paleta con la que pinta sus enormes cuadros. 

Llama la atención la riqueza compositiva que el artista es capaz de arrancar a unas “fotos de aficionado”en tamaño estándar (10 cm x 15 cm). Y podría parecer que el azar es quien construye mediante manchas estas nuevas imágenes, pero al visionar todas en conjunto, uno se da cuenta de la exquisita elección cromática y plástica que Richter realiza con cada una. 
También puede apreciarse el rigor con que éstas han sido ordenadas para su presentación, diferenciándose en mayor o menor medida bloques temáticos, como las series con paisajes, lugares concretos o personas, o bloques más técnicos, pues en función de lo que la imagen demande, la fotografía puede haber sido adherida a la pintura, arrastrada por ella, sumergida o espolvoreada con gotas de laca. 

Así la intensidad estética de cada una va variando en función de los parámetros que el artista haya elegido para reinventarla. Por último dentro de este abanico resaltaría uno de los bloques o series que creo condensa la mayor intensidad expresiva del artista: 

Es un conjunto de fotos donde Richter parece se ha percatado de la magnitud plástica que se crea entre lo etéreo de una imagen desenfocada y la solidez de la mancha de pintura sobre ella. Al admirar como la pintura se recorta corpórea, física, sobre lo que antes era la vaga y lejana silueta de una madre y un hijo, uno entiende que se encuentra ante el nacimiento de un nuevo artefacto artístico de naturaleza híbrida, producto de la certera superposición de dos planos tan dispares como son la pintura y la fotografía. 

Merece la pena y mucho acercarse a ver, no sólo esta muestra del artista alemán, sino cualquier otra que realice, pues nos encontramos ante uno de los capitales del arte contemporáneo del s. XXI. Y a los que aún no hayan tenido la suerte de presenciarlo en directo, pueden visitar su página Web (www.gerhard-richter.com), aunque definitivamente, hay que verlo para creerlo. 
 

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